sábado, 6 de diciembre de 2008

UN MUNDO DESBOCADO

Después de la elección del 4 de noviembre y con la victoria del afroamericano Barack Obama como el Presidente del país más poderoso del mundo, ha iniciado el más delicado proceso de transición de la historia moderna. Este nuevo gobierno, deberá sortear el desafío de una crisis económica en el medio interno y dos guerras abiertas (Irak y Afganistán) en el externo.

Por lo anterior, uno de los temas que más interesa a los latinos en la agenda del nuevo gobierno norteamericano es el caso de la reforma migratoria. Las cifras son contundentes, más de doce millones de ilegales en el vecino país del norte, de los cuales casi la mitad son mexicanos, la mayoría de ellos laborando en condiciones precarias. Después del pasado martes histórico, esta reforma es una de las principales preocupaciones para los latinos en Estados Unidos, que en las elecciones apoyaron masivamente a Obama y ahora le reclaman que cumpla con sus promesas de llevar adelante el plan que quedó estancado el año pasado.

Durante la campaña para alcanzar la Casa Blanca, los candidatos del Partido Demócrata y Republicano mantuvieron un ácido enfrentamiento en el asunto de la reforma migratoria. McCain imputó a Obama de coartar el plan de reforma que él y el demócrata Ted Kennedy promovieron en el Senado, que hubiera proporcionado un camino hacia la legalización los indocumentados que ya están en el país. Obama, por su parte, criticó que McCain cambiase de opinión tras el fracaso en el Congreso de la reforma y propugnase el cierre hermético de las fronteras antes de cualquier otra medida. Durante la contienda electoral, Obama reiteró en diversos foros hispanos su compromiso con promover una reforma migratoria integral si ganaba la Presidencia.

En este contexto, Obama estará obligado a responder a las expectativas de millones de inmigrantes que hoy viven en las sombras, tras el apoyo mayoritario de la comunidad latina, que respaldó, con 61% de su voto, para llegar a la Casa Blanca. Por su parte, el porcentaje de apoyo de los nuevos ciudadanos a Obama, superó el 70%. Varios grupos pro-inmigrantes, como el Consejo Nacional de La Raza (NCLR), el Fondo Mexicoamericano para la Educación y Defensa Legal (MALDEF), y America's Voice, han destacado el gran apoyo que Obama recibió de los latinos, especialmente en estados clave en la contienda. La economía, la cobertura médica y la reforma migratoria, entre otros asuntos, fueron factores que contribuyeron a la sólida participación de los hispanos en las urnas.

Obama se comprometió durante su campaña a tomar acciones en los primeros 100 días de gobierno. No sería extraño que decretara la suspensión de las redadas y las deportaciones. Pero la aprobación de la reforma migratoria llevará un tiempo mucho más prolongado que 100 días. Si se revisa la tendencia al pragmatismo del presidente electo es posible que la reforma sea aprobada antes de que termine su primer término. Aunque dependerá de varias cosas, entre ellos el papel que desempeñe Hillary Clinton como Secretaria de Estado. Otro punto esencial es la composición del Congreso, que de acuerdo con The New York Times, el Partido demócrata ha ganado hasta ahora siete posiciones en el Senado: ahora cuenta con 58 senadores (sin restar los independientes o quienes suelen votar distinto) por 40 republicanos. Sin embargo, el Partido Demócrata continuaría por debajo de los 60 votos necesarios para aprobar la reforma migratoria y necesitaría varios votos republicanos para sacar la reforma adelante.

A menos de dos semanas del proceso electoral en la Unión Americana, los excandidatos John McCain y Barack Obama se reunieron para entablar un diálogo abierto con el objetivo de enfrentar los problemas de forma conjunta. Y a pesar de la no inclusión del senador por Arizona en el gabinete de Obama, todo parece indicar que así ocurrirá, su colaboración será crucial en el inicio de su mandato para contar con el respaldo del Partido Republicano en el Congreso. Lo anterior por la confección de una complicada agenda que pasa por el rescate de la economía, además del impulso de iniciativas en materia energética, medioambiental, reestructuración de las Fuerzas Armadas y reforma migratoria, donde Obama necesitará de todo el respaldo de McCain. Este es un claro ejemplo de las diferencias abismales que existe en el régimen de partidos y la forma de hacer política en Estados Unidos y México. Mientras en el primero, los partidos con diferente ideología enfrentan los problemas de forma conjunta, en nuestro país, las facciones luchan para que las reformas impulsadas por algún partido no avancen.

Es lógico subrayar sin embargo que el tema de la reforma migratoria en Estados Unidos, quizás no será prioritario en la agenda del nuevo gobierno, debido a que la crisis económica mundial ha causado estragos importantes en la economía de la Unión Americana. El nuevo Presidente fijará sus objetivos en rescatar los miles de empleos que se han perdido a consecuencia del colapso financiero en los mercados internacionales, y beneficiará sin duda, a los ciudadanos estadounidenses. Algunas consecuencias de esto, es el regreso miles de paisanos a México ante los masivos despidos de los empleadores. Y es que cuando en Estados Unidos surgen problemas económicos hay más oposición sobre los migrantes, existe menos simpatía. Sin duda, el camino será muy largo, tal vez mucho más de lo ofrecido por Barack Obama. Existen otras variables en contra, como la dinámica laboral del propio país, las empresas, los sindicatos que se oponen a esta reforma y el equilibrio económico del mercado. Si la reforma no es aprobada en los primeros años, los latinos, cuyo voto ha cambiado de una elección a otra casi con la facilidad con la que cambia el sentido del viento, podrían castigar a Obama en una elección de segundo término.

1 comentario:

Yesenia dijo...

Antes que otra cosa, aprovecho para enviarte muchos saludos cibernéticos!

No cabe duda de la importancia que implica la elección de Barack Obama como presidente de EE.UU., pues sus decisisones internas y externas marcarán directrices trascendentales en el sistema internacional.

En un sistema multilateral, EE.UU. debe enfrentar una situación de competividad económica; así como recuperar su "imagen", tan desgastada por sus recientes intervenciones militares, tan carentes de justificaciones creíbles. El panorama a enfrentar, representa una interesante encrucijada...

Con la llegada de Obama a la presidencia, se hizo latente un sentimiento compartido de "esperanza", producto de la necesidad de cambio que aspira a conciliar las contradicciones que se desarrollan en el contexto.

Sin embargo, más de una vez, la realidad ha demostrado que esperar demasiado no es lo más recomendable, sobre todo, porque como bien lo mencionas, la problemática requiere de procesos poco sencillos, y los resultados serán a largo plazo.

Es necesario estar consciente de lo anterior, para evitar una decepción generalizada, que desencadene una situación aún más desestabilizadora.

Por otro lado, si bien, desde el norte se gestan escenarios determinanates, nuestro país tampoco debe dejar de mirar hacia otros puntos, en la búsqueda de opciones viables.