lunes, 2 de febrero de 2009

Comparativo entre el sistema educativo oriental y oaxaqueño

El tema que hoy abordamos hace referencia al sistema educativo en dos latitudes y situaciones distintas y a dos formas de implementar políticas educativas para alcanzar objetivos determinados. Este tópico quiero desarrollarlo en este espacio, aprovechando la oportunidad que tuve al participar como miembro de la delegación mexicana en un intercambio juvenil en Corea del Sur hace varios meses. En esa ocasión vivimos la experiencia de conocer distintas aristas de la cultura oriental, específicamente en la capital Seúl y sus alrededores.

En varias ocasiones nos preguntamos como oaxaqueños porqué nos encontramos en la situación de retraso, pobreza, marginación y nulo desarrollo económico. La respuesta seguramente podemos encontrarla en el sistema educativo con que contamos. El andamiaje sindical y las estructuras gubernamentales encargadas de la educación en México tienen objetivos diametralmente opuestos al momento de implementar políticas educativas. Y es que México constantemente se ha ubicado entre los últimos lugares en las estadísticas educativas de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económica (OCDE).

En la oportunidad que tuvimos al visitar las escuelas públicas de nivel primaria y secundaria en Seúl pudimos percibir características destacables: los estudiantes en ambos niveles estudian hasta 16 horas diariamente; la hora de entrada es a las 8 de la mañana y la salida a las 10 de la noche, incluyendo las actividades extracurriculares como deportes, música, artes marciales o idiomas extranjeros que desarrollan los jóvenes en horas libres. Los estudiantes tienen la responsabilidad de asistir también los sábados a recibir su instrucción, cumplir cabalmente con sus tareas y desarrollar desde temprana edad algún talento nato que los encaminará a ser profesionistas exitosos en el futuro.

El analfabetismo prácticamente no existe en los países orientales, el nivel de estudios es de nivel universitario y en algunos hasta de postgrado. En contraste, el equipamiento de los centros de estudio es de primer nivel: todos los alumnos cuentan con computadoras personales, los salones tienen sistemas electrónicos avanzados que le permiten a los jóvenes acceder a bibliotecas multimedia y recursos de apoyo que no se ven en otros sistemas educativos. Los profesores son un punto importantísimo en la educación de los jóvenes coreanos, pues estos se convierten en ejemplo y guía en fu formación. Éstos al mismo tiempo cuentan con condiciones laborables aceptables.

El resultado es evidente, los profesionistas coreanos son líderes mundiales en el mercado de productos electrónicos como Samsung, han logrado desarrollar complejos sistemas de robótica y electrónica, en deportes como natación, artes marciales y disciplinas invernales, ocupan los primeros lugares a nivel mundial. La tasa de desempleo es muy baja y las marchas y manifestaciones de los trabajadores se lleva con crisis de sobreproducción en las empresas.

En contraste, nos encontramos con la situación en nuestra entidad. Oaxaca es un estado joven que se encuentra preparándose académicamente; el promedio general de estudios de la población oaxaqueña es de nivel primaria. El 85% de la población estudiantil se encuentra en el nivel básico, el 10% se dedica a estudiar en el nivel medio superior y sólo el 5% se encuentra en el nivel superior. Por lo tanto, se necesitan inversiones y más espacios en educación media superior y superior, para albergar al gran porcentaje de estudiantes que se encuentran actualmente estudiando en el nivel básico. Pero no basta eso, porque cuando estos jóvenes terminen sus estudios se encuentran con el problema del desempleo.

El nivel educativo en Oaxaca es bajísimo y existe un alto índice de analfabetismo. Para 2004, en Oaxaca el grado de analfabetismo fue el doble del nivel nacional al constituir el primero el 19.3% y la media de México de 8.2%. Sin embargo, hay que reconocer que el grado de escolarización de la población oaxaqueña se incrementó notablemente entre 1998 y 2005, al pasar de 4.8 años a un promedio de 6.6 años de estudio. Sin embargo, este grado de escolarización todavía es bajo con respecto a la media nacional, ya que este promedio era de 7.3 años.

En esta misma frecuencia, nos encontramos con el problema del magisterio. A la clase trabajadora dedicada al sector educativo lo único que les interesa es cobrar sus cheques cada quincena, tener tres periodos vacacionales pagados al año, tener un abultado aguinaldo de 90 días de salario, trabajar sólo unas cuatro o cinco horas al día y enseñar lo que aprendieron a medias en las Escuelas Normales. Las escuelas en los niveles básicos y medios superiores se encuentran en condiciones deplorables, no existe inversión en educación y el gobierno y los maestros se culpan mutuamente de la situación educativa en la entidad.

El resultado de la formación educativa de los estudiantes entristece: jóvenes que estudiaron carreras cuyo mercado laboral está saturado y su única salida es servir a los intereses de ciertos partidos políticos, maestros que encabezan marchas y plantones, profesionistas cuyo campo laboral no se encuentra en la entidad y tienen que emigrar, estudiantes que no pudieron seguir con sus estudios y se dedican a actividades delictivas. Así, las añoranzas máximas en este ambiente se convierten en llegar a ocupar un cargo público en el gobierno, obtener riquezas a través de actividades ilícitas o llegar ser un destacado futbolista en la colonia. Crudamente, en esta situación nos encontramos.

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