jueves, 12 de febrero de 2009

Migrantes, talón de Aquiles para el gobierno oaxaqueño


Una de las tendencias de la población oaxaqueña en los últimos años es la migración. Miles de paisanos han tenido que emigrar hacia el exterior debido a la falta de oportunidades de empleo y una adecuada calidad de vida en nuestra entidad. Desde el año 2004, el Estado de Oaxaca era ya considerado a nivel nacional como un Estado de fuerte expulsión de migrantes. Más de la mitad de sus Municipios revelaban altos índices migratorios, principalmente con la mayoría de la población indígena. Se considera que de los 570 Municipios del Estado, 303 son expulsores, 197 mantienen un equilibrio y solo 70 son de atracción a migrantes

Las primeras políticas de los gobierno federales y estatales, enfocadas al tema migratorio fueron sobre el respeto de los derechos humanos de los paisanos establecidos en el exterior, la regularización de las estadísticas migratorias y la repatriación de cadáveres de los ciudadanos mexicanos. Dentro de esas políticas migratorias, en los últimos años, se ha dado un acercamiento de los gobernadores estatales con sus diásporas regionales en los Estados Unidos, mediante giras a los principales puntos de concentración y organización de los migrantes en los EE.UU. Invitados por las propias organizaciones de migrantes, por los consulados regionales de México, por instancias del Gobierno Federal Mexicano, por su iniciativa propia, o bien porque en los últimos diez a quince años este fenómeno se ha convertido en toda una práctica política que habla bien de ellos. Evidentemente esta es una forma de paradiplomacia o relaciones internacionales de las entidades federativas, según la opinión de Schiavon expuesta en su libro “Las relaciones internacionales de las entidades federativas”.
En el caso de Oaxaca, más del 50% de los Municipios de la entidad son considerados como expulsores de migrantes. En 1998, durante el Coloquio Nacional sobre Políticas Públicas de atención al Migrante celebrado en Oaxaca, se planteó la necesidad de promover acciones del Estado que redundaran en un trato civilizado y humano para mexicanos que emigraban en busca de lo que el Estado Mexicano no había podido proporcionarles, el trabajo. Paralelamente, se creó la Coordinación Estatal de Atención al Migrante Oaxaqueño (CEAMO), por el Decreto Gubernamental del 4 de Junio de 1999 como una instancia de la Administración Pública Descentralizada. Esta dependencia se convirtió en Instituto Oaxaqueño de Atención al Migrante (IOAM)
Actualmente, se conocen algunas acciones del Instituto Oaxaqueño de Atención al Migrante como el programa 3x1 del gobierno federal, las investigaciones sobre migración y algunos foros con especialistas. Sin embargo, esta dependencia no ha promovido acercamientos del Gobernador del Estado Ulises Ruiz, con las diásporas oaxaqueñas establecidas en el exterior; quizá por el conflicto político-social, por desconocimiento o por desinterés. Existe además un rechazo de los migrantes oaxaqueños y sus familias a las políticas implementadas por el gobierno del Estado de Oaxaca, provocado seguramente porque en sus lugares de origen no se les dieron las oportunidades para mejorar su calidad de vida.

En contraste, en la cámara de Senadores se han promovido iniciativas en materia de remesas de migrantes, derechos laborales de los migrantes, creación de micronegocios, niños migrantes e indocumentados por parte del legislador oaxaqueño Sen. Adolfo Toledo Infanzón, iniciativas que son un gran avance en la materia y que deben aterrizarse en el Estado de Oaxaca. El Instituto Oaxaqueño de Atención al Migrante es un aparato burocrático enorme e inoperante, cuyos resultados son inciertos. Por tanto, el aspecto migratorio es un tema muy importante para la economía oaxaqueña, por ello es trascendental la propuesta de una nueva política migratoria en Oaxaca. En primer término propongo atender a los migrantes oaxaqueños que se han establecido en otros países a través de un acercamiento directo con el Gobierno Estatal, allegarse a ellos, conocer las necesidades de sus comunidades de origen, proponer alternativas de solución a sus problemas. En segunda instancia, propongo la implementación de mecanismos para garantizar el pleno respeto a los derechos humanos de los migrantes oaxaqueños que se internan en la aventura hacia los EEUU.

A lo que me referí en el punto anterior es a la creación de una nueva estrategia de proyección internacional para Oaxaca, basada en la paradiplomacia. Sin embargo, esto no es propiamente una política exterior, pues esta sólo corresponde al gobierno federal y se encuentra fundamentada en el artículo 89 Constitucional. Esta tendencia en las relaciones internacionales ha existido desde la década de 1960 en los landers, cantones, departamentos, provincias o entidades federativas en otros países. Sin embargo en México, esta tendencia es nueva y ha atraído grandes beneficios para los Estados como en el Estado de México, Chiapas, Jalisco, Nuevo León o Baja California. La misma Secretaría de Relaciones Exteriores, encargada de conducir la política exterior de México promueve la creación de estas instancias a nivel estatal o municipal.

Recientemente, ante la crisis económica global que afecta fuertemente a Estados Unidos, cientos de oaxaqueños están regresando a sus lugares de origen ante la falta de empleos en dicho país. Ante ello, surge la pregunta de ¿Cuáles son las propuestas del gobierno estatal para canalizar la fuerza laboral que regresa de Estados Unidos para establecerse nuevamente en Oaxaca?

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