miércoles, 27 de mayo de 2009

Federalismo Mexicano

El sistema federal mexicano es una consecuencia de la historia de nuestro país a partir de la obtención de la independencia en 1821; la Constitución de 1824 que en su artículo 4º señala que es que “la Nación Mexicana adopta para su gobierno la forma de república, representativa, popular federal”, mismo que se reproduce en las constituciones de 1857 y 1917 en el artículo 40 dejando claro que a través del tiempo no ha habido intención alguna de modificar, al menos lo que se expresa en la constitución

Las dicotomías libertad – poder y federalismo – centralismo han estado presentes como constantes en nuestro sistema político. El principal argumento para optar por el federalismo es la diversidad de espacios presentes en el país y la necesidad de respetar la libertad y soberanía de las regiones, tanto estatales como municipales. En la Constitución de 1857 se acotaron y definieron las competencias de los poderes de la Unión se perfeccionó el sistema de pesos y contrapesos, como una respuesta a la resistencia ciudadana a la acción del gobierno que invadía sus soberanías estatales, lo que hace que el gobierno federal fortalezca su tendencia centralista.

El federalismo de la primera mitad del siglo XX ha vivido sin la debida colaboración de las partes, pues los gobiernos de los estados difícilmente cooperaban con el gobierno federal. Sin embargo había que actuar para que federación y estados, con base a las facultades que el pacto federal les otorga, pudieran colaborar para evitar la centralización administrativa y económica.

Por lo tanto se procedió a crear instrumentos que permitieran la participación de los estados en las decisiones políticas. El gobierno federal creó diversos mecanismos los principales son: El Sistema Nacional de Coordinación Fiscal (SNCF) y El Sistema Nacional de Planeación Democrática (SNPD) a través de los cuales se pretendió establecer facultades para los estados, modificando la estructura jurídica del país, ya que se creó la Ley de Coordinación Fiscal y los convenios de adhesión y de colaboración administrativa. Sin embargo, a las entidades federativas sólo les deja el papel de entes recaudadores.

Por otro lado, la planeación nacional surge a raíz de la crisis del estado mexicano de 1982, el presidente Miguel De La Madrid crea el sistema de planeación democrática como una nueva forma de intervención. Luego se intentó la descentralización de los Servicios de Salud y en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari se creó el Programa Solidaridad en la que los ciudadanos participaban en las tareas necesarias para combatir la pobreza.

La descentralización de facultades a las entidades federativas y a los municipios han ido en ascenso, particularmente desde 1998, y evidentemente sus capacidades son diferentes a las que tenía cuando sucedió el primer periodo descentralizador. Ciertamente, ha faltado una política de descentralización integral, pero las iniciativas y propuestas para el mejor equilibrio de funciones y responsabilidades se han enriquecido a través de los debates, discusiones y del ejercicio político plural que caracteriza al México actual. Por ello, se creó el Instituto Nacional para el Federalismo y Desarrollo Municipal para coadyuvar en este programa y se abrieron espacios de dialogo que promovieron relaciones más equilibradas en los órdenes de gobierno.

Las discusiones entorno a la Reforma Política y hacendaria contribuyeron a debatir en torno a problemas enraizados en el diseño institucional y económico del sistema mexicano. Pero estas reformas difícilmente pudieron traducirse en políticas concretas debido a la falta de consensos y de acuerdos entre las diferentes fuerzas políticas.

El federalismo tiene tareas pendientes, de tal manera que es necesario modernizar y eficientizar el modelo de pesos y contrapesos a fin de reducir la centralización, el protagonismo y el control del ejecutivo federal. Otro dificultad que se presenta, es la desigualdad regional y finalmente el problema del desequilibrio fiscal.

En resumen algunos de los ejes que se deben considerar en la tarea de un nuevo federalismo son las siguientes: a) Una verdadera capacitación a los gobiernos subnacionales en materia de programas presupuestales y apoyos federales, a efecto de eliminar el paternalismo que existe a los municipios que aún no lograr desarrollar una madurez administrativa. b) Reglas claras en el manejo de los recursos federales para facilitar la obtención de recursos, así como la evaluación y transparencia de los mismos. c) No perder de vista las prioridades de cada región, otorgar las herramientas tecnológicas necesarias para facilitar la labor de funciones de los gobiernos subnacionales.

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